lunes, 27 de junio de 2011

Capi. 12*


De a poco me fui despertando. Alguien me estaba moviendo. La cabeza me dolía, era un dolor punzante, y parecía que era de día.

Voz: estás bien¿? –me preguntó. Pero no le respondí, me sentía muy mal- te ayudo (tn)

Colocó una mano en mi espalda y me levantó.

Voz: ya hice el desayuno -dijo amablemente- ahora ven, ya les preparé algo para esto. Sabía que terminarían así.

Poco a poco fui recobrando el conocimiento y supe que esa voz era de George. Observé a mis alrededores, montones de vasos, botellas de cerveza, whisky, botana y hasta un cuchillo estaba ahí.

Yo: Qué demonios pasó aquí!? –grité sorprendida, olvidándome del dolor de cabeza. George me tomó de los hombros, girándome hacia él-
George: Calma (tn). Ahora vamos a la cocina, ahí está tu cura para ese dolor –dijo señalándome la cabeza-

Nos fuimos a la cocina. Una hilera de vasos estaban en la barra, así que agarré uno sin importarme el contenido y me lo tomé de jalón.

George: sedienta eh –rió. Yo lo volteé a ver y le sonreí-
Yo: qué hora es¿? –pregunté observando a los alrededores en busca de un reloj-
George: las 7:40 –respondió observando su reloj de mano-
Yo: qué!? Ay no! Voy a llegar tarde a la universidad, demonios! Adiós George! –estaba a punto de salir de la cocina, cuando alguien me tomó de la muñeca y me jaló hacia él. Era George, que me miraba con una cada de ‘’no por favor’’- George, tengo que ir!
George: no estás en condiciones
Yo: sí las estoy! Sólo… sólo dame esa cosa que preparaste y me voy, por favor, por favor George –le rogaba. Me observó por unos instantes, y después accedió-
George: anda a cambiarte rápido, ya te preparo una
Yo: gracias! –me acerqué a darle un beso en la mejilla y salí corriendo hacia mi habitación. Pude observar antes de cruzar la puerta, cómo se quedaba paralizado y se tocaba la mejilla en donde recibió el beso. Me hizo soltar una risita-

Me preparé, tomé mi bolsa y me fui directo a la salida del departamento. George ya me esperaba con el termo allí, en la puerta de la entrada. La tomé, le sonreí y me salí para tomar un taxi, e irme.

NARRA GEORGE:

Ya que se había ido (tn), habría que limpiar el lugar. Estos chicos me iban a ayudar, aunque John se negara, no me importaría. Di un suspiro, y me fui a la sala a despertarlos.

Yo: A DESPERTARSE MUCHACHOS. ES DE DÍA, ES HORA DE LIMPIAR, MIREN EL DESASTE QUE HICIERON

Todos comenzaron a removerse entre los sillones y en el suelo. Paul fue el primero en despertarse.

Paul: au, qué demonios pasó… -se quejaba mientras se tocaba la cabeza-
Yo: JOHN! JOHN! JOHN! ANDA MUCHACHO
John: AH! QUÉ MIERDA… HAROLD! POR QUÉ MIERDA ME LEVANTAS… MALDITO IMBÉCIL!
Yo: calma –reí- ahora vengan a limpiar
John: anda tú. Quieres que te ayude después de levantarme a estas horas, maldito loco – agarró un cojín y me lo aventó-

Isa siguió en levantarse, y después Luisa. Ringo faltó. Después de unos minutos de discutir con John, todos se levantaron y fueron a la cocina por la bebida que les haría bien. A Ringo se la tuve que llevar, porque no se podía levantar. Hizo rápido efecto y por fin logré que se despertara. Ya que retomaron algo de energía, los puse a limpiar su cochinero, mientras yo me ocupaba de las habitaciones.

John: un cuchillo, qué hace aquí¿? –lo levantó y le dio vueltas para observarlo-
Paul: tanta locura hubo ayer¿? –dijo acercándose a su amigo con el cuchillo en mano-
Luisa: asco! –gritó- alguien se hizo pipi en la sala
Isa: Qué!?
John: yo no… fui –tragó saliva-
Paul: John marcó su territorio –rió-
John: cá-cállate imbécil! Tal vez fuiste tú!
Paul: no, John, jaja. Ese sí fuiste tú, lo recuerdo bien. Además vete, estás todo rojo-

Me asomé al relajo y cuando vi la mancha de pipi en la alfombra, me solté a carcajadas.

Luisa: bien John, ahora tú limpias nuestra alfombra, que si se entera (tn), te castra
Paul: ahora limpia esclavo
John: cierra el hocico –lo volteó a ver mal-
Yo: qué bueno que yo no estoy incluido aquí -seguí riendo-
John: sería peor
Yo: contigo ya es mucho
Isa: no me imagino a George haciendo escándalo, si es bien serio –rió-
Paul: já, serio George¿? Eso es sólo en la tele, amor
Yo: soy todo una máquina. Nah, pero no supero a John, esto es demasiado –reí de nuevo-

Unas horas después, las chicas se metieron a bañar para prepararse para el espectáculo de la tarde. Era el gran día. (tn) llegó justo a tiempo para meterse a bañar. Sólo faltábamos los chicos.

Alguien tocó a la puerta, y yo fui para abrir. Eran dos hombres, vestidos elegantemente.

Hombre uno: de parte de del Sr. Martin –dijo extendiéndome unos trajes-
Yo: ehm… los podrían dejar en la sala por favor¿?
Hombre dos: bien

Me hice un lado y les dejé entrar a la casa. Ringo andaba rondando por la casa, y cuando los vio entrar, se quedó asustado.

Yo: tranquilo Ringo, no vienen por lo de ayer –le guiñé el ojo-
Ringo: son… nuestros trajes¿? –dijo acercándose para verlos-
Yo: nos los manda Martin –le sonreí-
Paul: oh! No! Se lució este hombre –gritó-
Yo: se puede saber de dónde saliste¿? –lo miré mal-
John: de donde menos te esperas corazón –dijo acercándose a mí, y tocándome por atrás de la cintura-
Yo: aléjate de mí! –grité. Todos los chicos rieron-
Hombre uno: bien, los esperamos abajo
Ringo: abajo¿?
Hombre dos: la limusina
Ringo: está bien. Muchas gracias caballeros –les llevó hasta la puerta-
John: ah! Como los viejos tiempos! Ya empiezo a sentirme de nuevo un Beatle –hizo como si se quitara una lágrima-
Yo: no cantes victoria aún, espera
John: Tu negatividad me exaspera
Ringo: habla el Beatle optimista –colocó los ojos en blanco-
John: para que te lo veas sí. Si yo me hubiera vencido en el tiempo que estuvimos en Hamburgo, yo no estuviera aquí. Y tú menos, Ringo. Todo es gracias a mí.
Yo: Maldito egocéntrico. Me voy a la habitación –tomé mi traje con el nombre marcado de ‘’George’’ en un papel, y me fui a la habitación de huéspedes, donde yo me hospedaba-

Me recosté en la cama, y me puse a pensar en todo el tiempo de Beatlemanía. Eso… se llegaría a repetir¿? Qué dirían cuando subiéramos al escenario de nuevo¿? Malditos impostores¿? Tenía que tener fe, como me dijo (tn). Alguien interrumpió, tocando la puerta de la habitación. Suspiré y respondí enojado: No molestes John.

Voz: no soy John, soy (tn)

Me levanté de un salto de la cama, y fui a abrir.

Yo: perdón…
(tn): pasa algo con John¿? –me interrumpió-
Yo: eh… no nada. Me ibas a decir algo¿?
(tn): oh. Ya está listo el baño para que entres -sonrió- así que les trajeron trajes eh. Qué buen hombre George
Yo: sí, es muy buena persona –me le quedé observando a sus ojos-
(tn): bueno… -rápidamente reaccioné-
Yo: ah… sí ya voy, y… gracias!

Agarré el traje de la cama y me fui a bañar. Así fue con todos los demás. Bajamos y los dos hombres nos escoltaron hasta la limusina. Habían personas y reporteros afuera del edificio. La noticia se había extendido. Las chicas pasaron primero, y después nosotros. Las persona preguntaron ‘’Son acaso ustedes unos importores¿?’’ ‘’Sí son los Beatles¿?’’ y otras sólo nos miraban atónitas, parecía que veían a unos fantasmas.

Cuando ya estuvimos adentro, una de las cortinas que separaban al conductor, se abrió y un hombre habló.
Voz: la noticia se expandió eh
Paul: Martin!
Yo: nos vas a acompañar¿? –pregunté extrañado-
Martin: obvio. Qué no querías que viniera¿?
Yo: nono, sólo que pensé que te irías por otro lad…
John: disculpa al niño tonto, Martin. Anda preocupado, ya sabes –me interrumpió. Yo puse los ojos en blanco y me volteé a ver a través de la ventanilla polarizada-

Cientos de personas corrían por las calles, sabían que éramos nosotros. Se pegaban al carro y golpeaban los vidrios.

Continuará…

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